lunes, 14 de noviembre de 2016

Cardinalidad






En este principio, la evidencia es que el niño debe tener la idea o la noción de que la última palabra numérica de una secuencia numérica es el que indica la cantidad total de objetos que forman la secuencia.



Correspondencia uno a uno






Consiste en la asignación de una palabra-número a cada uno de los objetos de un terminado conjunto. Todos han de ser contados y además una sola vez.




Irrelevancia del orden

El orden en que se encuentran los elementos no influye para determinar cuántos objetos tiene la colección, por ejemplo, si se cuentan de derecha a izquierda o viceversa.



Principio de abstracción


Este principio determina que los principios de orden estable, correspondencia uno-a-uno y cardinalidad puedan ser  aplicados a cualquier conjunto de unidades, sea cual fuere el grado de heterogeneidad de sus elementos. Según este principio, el conteo puede ser aplicado a cualquier clase de objetos reales e imaginarios. De este modo, los cambios de color u otros atributos físicos de los objetos no deben redundar en los juicios cuantitativos de las personas en este caso niños que, habiendo logrado esta noción, los contarán como cosas. Este principio lo adquirirá el niño en torno a los tres años.

 



Orden estable

La secuencia de números a utilizar ha de ser estable y estar formada por etiquetas únicas, y poder repetirse en cualquier momento para facilitar su aprendizaje a los niños. De este modo, niños de muy corta edad son capaces de detectar muy fácilmente cuándo se produce una asignación completamente aleatoria en el conteo (: 2, 5, 3, 9, 24…), aunque les cuesta mayor dificultad si esta secuencia respeta un orden de menor a mayor(1, 2, 5, 6, 9, 10…). De este modo cuanto más se aleja la secuencia del orden convencional más fácil resulta detectar el error. Este principio se consigue en torno a los tres o cuatro años.